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PREMIO ASTURIANO PARA G. STEINEM

 

Gloria Steinem, reciente premio Princesa de Asturias de  Comunicación y Humanidades, es una  feminista de referencia y “de raza”, con mucho coraje y, como toda mujer valiente, fuente de polémica.

Cobró controvertida notoriedad cuando, en 1963, se infiltró en el Club Playboy de Nueva York para escribir sobre las condiciones laborales de las mujeres que allí trabajaban. Había visto un anuncio sospechoso en el que se ofrecía a  chicas entre 200 y 300 $ semanales y "la oportunidad de pasárselo bien en un club exclusivo al el que acudían los hombres más ricos de Estados Unidos."  

Cuando la vio desde dentro, la realidad era muy distinta: las conejitas cobraban apenas los 50 $ de salario mínimo. Debían hacer jornadas de 10 horas de pie, sirviendo copas, con tacones de 10 cm, y embutidas en un trajecito en el que casi no podían respirar, aguantando insinuaciones y toqueteos de los clientes. 

En 1969 publicó en el New York Magazine uno de sus artículos más emblemáticos: «Después del poder negro, la liberación de las mujeres». En 1972 fundó la publicación Ms., la primera revista feminista, creada y dirigida por mujeres. Su primera tirada se agotó en apenas una semana, un reflejo de esa inquietud feminista que latía fuerte en la sociedad norteamericana de entonces.

Sus  acciones y opiniones tan provocadoras sobre el aborto o la menstruación, nos hacen admirarla. Ya hace unos años, le dedicamos una “puerta” de nuestra biblioteca, pegando su artículo “Si los hombres menstruaran”. En ese caso, dice Steinem,  todo lo relativo a la menstruación (uno de los grandes tabúes sobre la mujer), estaría cargado de connotaciones positivas,  sería algo totalmente envidiable y de lo que se podría presumir, se hablaría con orgullo del tiempo de duración y de la cantidad del período y los muchachos celebrarían el inicio del mismo-ansiada prueba de su masculinidad- con rituales religiosos y fiestas solo para hombres, etc. Y añade, bravucona, al final: “Si les dejáramos”.

El día que escribió ese artículo, Steinem estaba inspirada. Si fuese un hombre de los de su artículo, diríamos que ese día tenía la regla.