Exposiciones Sala Polivalente

¡PINTAN ASES!

Los naipes llegaron a los países mediterráneos en el siglo  XIV, a través de comerciantes de la ruta de la seda, y provenían de la cuenca oriental del Mediterráneo, es decir, de Siria, Líbano, Israel y el norte de Egipto , siendo los chinos, inventores del papel, los primeros en jugar a las cartas tiempo atrás.

Los elementos ilustrados en las representaciones de estos naipes en gran medida corresponden a la vida del mameluco egipcio (guerrero comprado liberado de la esclavitud): beber de la copa, pagar con monedas, jugar al polo con bastones y luchar con espadas.

Estas cartas han ido evolucionando en sus elementos para facilitar su lectura, manipulación e incluso para impedir que se realicen trampas con ellas.

Hasta el siglo XVII, los dorsos no se imprimían, debido a las limitaciones técnicas y a la deficiente calidad de la tinta y el papel, que podía transparentarse o manchar las manos del jugador, lo que aprovechaban los tahúres para distinguir unas cartas de otras.

Al principio, las cartas con las que se jugaba en Alemania o Francia tenían los mismos palos que las de España, inspiradas en la baraja mameluca. Posteriormente, nuevos diseños germánicos y franceses, remplazan a las cartas latinas en varios países cambiando los símbolos de los naipes: la alemana aún está compuesta por hojas, oros, bellotas y corazones; la francesa, por picas, tréboles, rombos, corazones y el joker, comodín que se debe a EEUU, y también representó, por primera vez, las figuras de forma simétrica, para facilitar al jugador ver sus cartas sin necesidad de girarlas, redondeando, a su vez, las esquinas para una mayor durabilidad.

En España, la baraja de cartas más famosa es obra de Fournier, empresa fundada por Heraclio Fournier, que en 2020 cumplió 150 años. Sus cartas de hace un siglo son muy similares a las de hoy en día.

Las fotografías que se muestran forman parte de una exposición que recoge diseños de naipes de alumnado de 1º y 3º de ESO.